Una visita a Barcelona quedaría incompleta si te perdieras el Art Nouveau o modernismo catalán.
Antecedentes: Barcelona experimentó un gran boom económico a principios del siglo XIX, lo que conllevó a un crecimiento de la prosperidad y la población. Por ello, la vieja Barcelona empezó a quedarse pequeña y para acomodar a la numerosa población, se llevó a acabo el Eixample (en catalán, ensanche o ampliación). El principal eje del área era el Passeig de Gràcia, un amplio boulevard llamado así por conectar la ciudad vieja con el pueblo de Gràcia. La construcción en el Passeig de Gràcia y alrededor explotó en la década de los 70 del XIX y continuó hasta bien entrado el siglo XX. Los nuevos edificios, auténticos juegos de los arquitectos modernistas, pronto se llenaron de acaudalados burgueses catalanes.
Aunque el estilo de Antoni Gaudí difiere de los de Domènech i Montaner y Puig i Cadafalch, el movimiento comparte una serie de características comunes: líneas más curvadas que rectas y arcos parabólicos, formas orgánicas derivadas de la naturaleza, amplio decoración ornamental, a menudo de temas vegetales; experimentación con materiales variados como hierro, cristales y piedras coloreadas; utilización de la más moderna tecnología arquitectónica del momento; diseños netamente funcionales e influencias del Románico y Gótico catalanes.
Recomendamos pasar un día entero en el Eixample para conocer los increíbles trabajos de Gaudí y otros modernistas. El Ayuntamiento organiza un precioso tour de la arquitectura modernista en llamado la Ruta del modernismo.
Para descubrir donde se encuentran los edificios más impresionantes del modernismo, ir al link: Antoni Gaudí.