La mayoría de catalanes es conocida por estar extremadamente orgullosa de su identidad regional, cultura e idioma, y con solo saber un poco de la historia de Barcelona no resulta difícil comprender por qué. Cataluña no formó parte de España, tal y como la concebimos hoy, hasta el matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla a finales del siglo XV. Previamente el país era próspero y rico por su cuenta, como resulta evidente al pasear por el intacto Barri Gòtic y el Port Vell.
Empequeñecida por el nacimiento y caída del Imperio español, Cataluña no regresó a la vanguardia de Europa hasta el siglo XIX, gracias a su boom industrial, demográfico y artístico. Movimientos pro independentistas renacieron en este periodo, y Cataluña ganó, brevemente, cierta autonomía durante la II República, el gobierno democrático que precedió la Guerra Civil española. Cuando los ejércitos franquistas derrotaron a la República en 1939, la derrota fue todavía más dura para Barcelona. Franco prohibió el catalán, cambió los nombres de las calles al español y abolió el gobierno regional, la Generalitat, entre otras formas de censura. Esta situación se prolongó de una forma u otra hasta la muerte de Franco en noviembre de 1975.
Barcelona es una ciudad bilingüe, con una cultura diferente a la del resto del Estado.
Así que prepárate para oír catalán a tu alrededor y recuerda que es su verdadero idioma, no un dialecto del español. Dicho esto, no te preocupes por supuestas barreras lingüísticas si quieres estudiar español en Barcelona. Todo el mundo es completamente bilingüe, y muchas señales están tanto en español como en catalán. Mientras los barceloneses se enorgullecen de mantener activamente su cultura, no encontrarás ningún problema de integración si respetas sus objetivos y no estará de más aprender un poquito sobre la región si planeas quedarte mucho tiempo.